Que Quede Claro

Que Quede Claro

En cuanto a mi persona recuerda y mi mente siente, olvido a la niña que mi alma disfrutó. Soñar me hizo vivir para atraparte, y vivir me hizo soñar para perderte. Pensando descubrí que el amor se expresa; y amando demostré que las palabras se descubren. Alzando la cara te conocí, pero bajando la mirada te perdí. Resulta que las alas del amor en nada se relacionan con aquel Cupido al que pedí que me ayudara. Aunque bien me ayudo al “sí”, peor precio pagué con “el mejor no”. Impaciencia sufrí cada día que pasaba sin poder tenerte un minuto, y cada minuto sin poder hablarte una hora más; y todavía alucino de vez en cuando escuchando tu voz en el viento, viendo tu rostro en el fuego o sintiendo tu piel en el agua. Redacto este poema para pensar lo que pasó, esta carta para leer lo que no te dije, este ensayo para persuadir que te quise y este mensaje oculto, que desde la primera E y entre punto y minúscula, el título se completa. Me pregunto porque la vida tiene tantas ironías, es como Beethoven el músico sordo, o como Dante que me dijo que el amor verdadero es solamente aquel que se desea sabiendo que nunca se va a tener. A veces, la vida es tan irónica como el silencio que diré, el buen recuerdo que me atormenta o como tú que me quisiste.

Creo que me equivoque al jugar al azar contra el destino. Con la carta del diamante en una mano y la del trébol en la otra, te pedí tu corazón; pero no conté con la carta que faltaba que fue la espada que hendiste en mi razón. No entiendo cómo puedes no asfixiarte con la verdad. No entiendo como el tiempo se extiende en la mente y se acorta en la realidad; un año imaginé, cuatro meses esperé, una semana soñé y tan solo tres días disfrute. No entiendo como juegan los sentimientos con la mente, y la mente con las confusiones. No entiendo porque no fue ni odio ni tristeza ni dolor; fue amor. Así es, amor que fue, pero que no te he dicho que seguirá siendo. Todavía te quiero.